lunes, 29 de agosto de 2011


AGUAS SUPERFICIALES

Son las aguas continentales que se encuentran en la superficie de la Tierra. Pueden ser corrientes que se mueven en una misma dirección y circulan continuamente, como los ríos y arroyos; o bien estancadas como los lagos, lagunas, charcas y pantanos.
Las aguas que discurren en la superficie de la tierra son muy importantes para los seres vivos, a pesar de que suponen una ínfima parte del total del agua que hay en el planeta. Su importancia reside en la proporción de sales que llevan disueltas, que es muy pequeña en comparación con las aguas marinas. Por eso decimos que se trata de agua dulce. En general proceden directamente de las precipitaciones que caen desde las nubes.
El agua dulce es ahora el precioso e indispensable cimiento de una vida sostenible y de un bienestar próspero y es el torrente sanguíneo y el hogar de la más rica biodiversidad y de las especies más antiguas del planeta. Los ecosistemas de agua dulce contienen concentraciones de especies únicas que presentan el mayor porcentaje de diversidad en relación a su área, muy superior al de los ecosistemas terrestres y marinos.

El agua, como motor de desarrollo y fuente de riqueza, ha constituido uno de los pilares fundamentales para el progreso del hombre. La ordenación y gestión de los recursos hídricos, que ha sido desde siempre un objetivo prioritario de cualquier sociedad, se ha realizado históricamente bajo directrices orientadas a satisfacer la demanda en cantidades suficientes. 

El agua tiene funciones vitales a todas las escalas, desde la planetaria a la celular. Los seres humanos hemos ido introduciendo modificaciones en el ciclo del agua a base de restar cantidades de líquido y añadiendo aguas utilizadas y como resultado tenemos una degradación de las calidades del agua. Se ha tomado tanta agua de los ríos que, en algunos casos, apenas llega a su desembocadura, lo cual acaba produciendo irreversibles alteraciones ecológicas.
 

A todo esto, hay que añadir que en las últimas décadas del siglo XX se ha asistido a un fuerte rebrote de las enfermedades parasitarias asociado a las dificultades de acceso al agua potable y a carencias en los servicios de salud.
La directiva marco del agua (2000) establece que el agua deja de considerarse exclusivamente como recurso y se contempla como un elemento básico de los ecosistemas hídricos y una parte fundamental para el sostenimiento de una buena calidad ambiental que, a la vez, garantiza el recurso. Esta normativa comunitaria nace con la voluntad de ordenar y gestionar de manera integrada el agua disponible dentro su ciclo natural.
Tomando como base el principio universal del respeto a la vida, los ríos, los lagos, las fuentes, los humedales y los acuíferos, deben ser considerados como Patrimonio de la Biosfera y deben ser gestionados por las comunidades y las instituciones públicas para garantizar una gestión equitativa y sostenible.

Extraído de: http://portalsostenibilidad.upc.edu/detall_01.php?numapartat=8&id=18

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